¡Por fin, a descansar! Tus hijos ahora están de vacaciones decembrinas y viajarás al destino que has esperado ver durante todo el año: la playa. Ya puedes escuchar la armonía del mar, sientes como la arena te hace cosquillas en los pies y el sol…ya te está irritando la piel.

Aunque viajar sea un momento memorable con tu familia, no debes permitir que se opaque por culpa del daño que pueda ocasionar el sol. Precisamente, no protegerte de los rayos ultravioleta hace que estos penetren en la dermis, causando desde quemaduras hasta envejecimiento prematuro, manchas y, en casos graves, enfermedades como el cáncer. Además, el sol deshidrata y debilita la barrera natural de la piel, haciéndola más propensa a daños.

Pero no te asustes, porque hoy te traigo cuatro tips para que puedas disfrutar de estas vacaciones tranquila y protegida.

1. Aplica protector solar adecuado y en cantidad suficiente

El protector solar es el aliado número uno para proteger tu piel de los efectos dañinos del sol. Usa uno con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, y asegúrate de que sea resistente al agua, especialmente si planeas nadar. Aplícalo generosamente en todas las áreas expuestas de tu cuerpo 30 minutos antes de salir al sol.

¡Y ojo! No solo te enfoques en proteger tu rostro, así que aplícate el bloqueador en otras zonas como las orejas, el cuello, los brazos, las piernas, el dorso de las manos y los pies. Reaplica el producto cada dos horas, o después de nadar o sudar en exceso.

Esta rutina hará que reduzcas significativamente el riesgo de quemaduras y minimizar el daño solar acumulativo.

2. Utiliza ropa protectora y accesorios

Además del protector solar, usar ropa adecuada es fundamental. Opta por prendas ligeras pero de tejidos densos que bloqueen los rayos UV. Hoy en día, muchas marcas ofrecen ropa con protección UV incorporada. Los sombreros de ala ancha son excelentes para proteger el rostro, el cuello y los hombros, mientras que unas gafas de sol con filtro UV protegen la delicada piel alrededor de los ojos y previenen el daño ocular. Considera también una sombrilla o toldo para disfrutar de un rato bajo la sombra, especialmente entre las 10:00 a. m. y las 4:00 p. m., cuando la radiación solar es más intensa.

3. Mantén tu piel hidratada por dentro y por fuera

La exposición al sol y al agua salada puede deshidratar la piel rápidamente, dejándola seca y tirante. Bebe suficiente agua a lo largo del día para mantenerte hidratada desde el interior.

Además, para cuidarla desde el exterior, te recomiendo aplicarte geles o lociones con un 90% de aloe vera, ya que tienen gran capacidad calmante e hidratante, al tiempo que reducen el enrojecimiento, alivia las quemaduras leves y aporta una sensación refrescante.

Por otro lado, también guarda en tu maleta lociones con ácido hialurónico; este ingrediente es ideal para hidratar profundamente la piel tras la exposición solar, ya que atrae y retiene el agua en las capas superficiales y profundas. Es excelente para pieles secas o tirantes por el sol.

Este cuidado evita las descamaciones y mantiene la piel suave y saludable.

4. Dile no a las exfoliaciones o tratamientos agresivos

La piel puede volverse más sensible tras la exposición solar, por lo que, antes y después de ir a la playa, es importante evitar tratamientos exfoliantes o productos agresivos, como los que tienen partículas gruesas, los peelings, los retinoides y productos con fragancias fuertes o alcohol.

Estos pueden debilitar la barrera cutánea y aumentar el riesgo de irritaciones. En su lugar, opta por una rutina de limpieza suave y productos que refuercen la protección y reparación de la piel. Así permitirás que la piel recupere su equilibrio y se mantenga saludable incluso después de largas jornadas al sol.

Si quieres saber más sobre cómo cuidar tu piel, agenda tu cita con el doctor Diego Roa, quien más de quince años cuidando la piel de las personas.

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